Mensaje de Sor Lucrecia Uribe para las animadoras de ADMA en Colombia

12
Mar

Me siento muy agradecida por esta maravillosa oportunidad de saludar a las hermanas colombianas animadoras de la Asociación de MA y a las y los miembros de la misma.

Traigo un saludo cariñoso de parte de sor Maria Luisa Miranda, consejera general de la Familia Salesiana quien visitó la Provincia de MA precisamente hace un año y quedó admirada del dinamismo apostólico que se vive en esas lindas tierras colombianas.

Tanto en Colombia como en Italia y el mundo seguimos viviendo tiempos llenos de desafíos. DB consideraba que “nosotros los cristianos debemos unirnos en estos tiempos difíciles porque el hecho de vivir entre muchos que practican el bien nos anima sin darnos cuenta” (MB VII, 602) . Es decir, hacer parte de Adma tiene una función de apoyo y fortaleza.

La espiritualidad de los devotos de MA se expresa en la relación sencilla e intensa con Dios, alimentada a través d ela vida sacramental.

Sabemos la importancia que DB dio a los sacramentos como base de la vida de la comunidad cristiana y por tanto al carisma salesiano. Traigo a la memoria uno de sus sueños narrado en las buenas noches, el de las 2 columnas, él decía: “Se acercan días difíciles para la Iglesia. Sólo quedan dos medios para salverse en medio de tanto desconcierto! Devoción a María Santísima y acercamiento a los sacramentos: comunión frecuente, empleando todos los recursos para practicarlos nosotros y para hacerlos practicar a los demás siempre y en todo momento”(MB VII, 169-171).

El Papa Francisco ha ofrecido al pueblo de Dios una visión de gratuidad de estos dos sacramentos: “La eucaristía –afirma- si bien constituye la plenitud de la vida sacramental, no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles… la iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas”(EG 47).

Y refiriéndose al perdón lo hemos escuchado con frecuencia decir: “El perdón no es fruto de nuestros esfuerzos, sino es un regalo, es un don del Espíritu. Cada vez que nos confesamos, Dios nos abraza, Dios hace fiesta. Vayamos adelante por este camino” (Catequesis , 15 agosto 2015).

Para los miembros de ADMA, María es una presencia inspiradora, Madre y Maestra que guía, protege, educa en el don de sí para el servicio a los demás. La espiritualidad mariana hace parte de la identidad carismática de la FS

María fue no solo la Madre de Jesús sino también su discípula. Los evangelios señalan tres actitudes fundamentales:

  1. La aceptación y búsqueda de la voluntad de Dios en su vida
  2. La fe incondicional como fuente de todo actuar
  3. La atención a las necesidades de los otros y su capacidad de servicio

Estos ragos deben marcar nuestra espiritualidad mariana: ser hombres y mujeres constructores de paz, abiertos a la interculturalidad, al ecumenismo, corresponsables en el cuidado del planeta y por tanto trabajando por el respeto y la salvaguardia de la dignidad de todo ser humano.

Quiero finalizar haciendo alusión a la ternura de María, como actitud para encarnar en este momento histórico. Lo retomo del Papa Francisco cuando nos recordaba: “María es la mujer que sabe transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura”(EG 286).

En Ella vemos que la humilad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes. Su dinámica de justicia y ternura, contemplar y caminar hacia los demás, es lo que hace de ella un modelo eclesial para la evangelización (EG 286).

Considero que estas serían las prioridades a cultivar en este momento teniendo como fondo la perspectiva mariana.

Gracias!

Roma, 11 de marzo de 2021

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