Lo que decimos en vida

19
Abr

Lo que decimos en vida… ¡GRATITUD INFINITA! a nuestras amadas Hermanas Salesianas, su vida y su entrega no han sido en vano.

Mirar lo que hoy somos, las mujeres en las que nos hemos convertido, los proyectos de vida que hemos construido de los cuales nos sentimos orgullosas e íntegramente realizadas, nos invita inevitablemente a mirar atrás para reconocer y agradecer a seres providentes que han caminado a nuestro lado: las Hijas de María Auxiliadora, nuestras amadas Hermanas Salesianas que, en comunión con nuestros padres, supieron con su vida, entrega generosa y amor oblativo, esculpir en nosotras los valores humano – cristianos que dieron cimiento sólido para iniciar en nuestra infancia, en nuestra juventud, un camino lleno de esperanza hacia la preparación personal, de piedad, de conciencia y de responsabilidad ciudadana al servicio de los demás, que hoy vemos reflejado siendo mejores madres, mejores profesionales, mejores seres humanos.

Hemos oído hablar en muchas ocasiones, que la gratitud es la memoria del corazón; realmente no se trata de una simple frase, se trata de vivir nuevamente cada momento, cada enseñanza, cada consejo, reconocer que fueron nuestro baluarte en épocas decisivas, recordárselo con cariño y hacérselo sentir con nuestra presencia alegre y cercana.

Compartir con nuestras amadas Hermanas en la Casa Taller, es confirmar que la gratitud como don de Dios, nos reconforta e ilumina siempre cada día; es ratificar a través de conversaciones simples y escucha llena de cariño, palabras que nos conectan con la historia, con la vida, con nuestra identidad de Familia Salesiana en la que el amor a Jesús y a nuestra Reina Auxiliadora dotan de verdadero sentido este sencillo ágape, en el que ellas y nosotras, salimos renovadas.

No nos cansaremos de repetirlo en cada visita que podemos compartir, especialmente poder decírselo en vida, mirándolas a sus ojos llenos de nobleza y sabiduría: ¡GRATITUD INFINITA! a nuestras amadas Hermanas Salesianas, su vida y su entrega no han sido en vano, somos mujeres de bien, somos agentes de transformación social, cultural y humana; llevamos con gratitud y orgullo, su herencia de amor a Dios y a la vida.

… Y al final de cada visita llena de gozo, nuestra recompensa: su sonrisa amorosa y su bendición para regresar a casa.

Copacabana Exalumnas 1988: Luz María Sierra Jaramillo – Dora Elena Díaz Restrepo – María Helena Hernández Jiménez – Diana María Yepes Gil – Ana Cristina Hernández Gómez.

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