
Un acto de gratitud a nuestras hermanas mayores.
En las comunidades María Auxiliadora – Casa Taller y San Juan Bosco de Belén, se brinda a las hermanas mayores un espacio especial de cuidado y atención, permitiéndoles vivir esta etapa de su vida con la dignidad, serenidad y alegría que merecen. Después de una vida dedicada al servicio generoso de los demás, las hermanas ahora reciben el acompañamiento necesario para disfrutar de su vejez de manera activa y saludable.
A través de terapias conjuntas de movimiento, ejercicios físicos adaptados y actividades de estimulación, se busca fortalecer tanto la salud corporal como el bienestar emocional de las hermanas. Estos momentos no solo promueven una vejez más activa, sino que se convierten en oportunidades para compartir en comunidad, fomentando el encuentro, las risas y la fraternidad.
El cuidado de las hermanas mayores es un acto que va más allá de la asistencia física. Es un gesto de reconocimiento a su historia, un homenaje a la misión que han cumplido a lo largo de los años y una manera de devolver, con ternura, un poco de todo lo que ellas sembraron en su tiempo de servicio. Como decía Madre Mazzarello: “Donde hay caridad, allí está también el Señor”, este principio guía el cuidado brindado, un cuidado basado en el amor y en el profundo respeto por la vida de cada una de estas mujeres consagradas, que siguen siendo ejemplo de entrega, fidelidad y generosidad.
El ambiente creado en estas casas no solo garantiza una atención integral, sino que también promueve la convivencia en un entorno lleno de cariño, respeto y alegría. Cuidar con amor a las hermanas mayores es un compromiso que trasciende lo material, convirtiéndose en un acto de agradecimiento por su donación a lo largo de toda la vida.


