BAJO EL MANTO DE MARÍA

10
Jun

Madre que siempre nos acompaña y guía en el camino de la vida.

En un ambiente de recogimiento, fe y profundo amor mariano, la Escuela Normal Superior Pedro Justo Berrio de Santa Rosa de Osos dio inicio a la celebración de la fiesta de María Auxiliadora con el tradicional Rosario de Aurora. Al despuntar el alba, estudiantes, docentes, exalumnas, familias y hermanas Salesianas nos congregamos con un mismo propósito: rendir homenaje a la Madre que siempre nos acompaña y guía, en el camino de la vida.

Este acto de fe marcó el inicio de las festividades dedicadas a nuestra querida Auxiliadora, patrona y protectora. Bajo la tenue luz de la mañana, el Rosario se convirtió en un espacio sagrado donde cada Avemaría era una ofrenda de gratitud y esperanza.

Uno de los momentos más significativos de la jornada fue la presencia y participación de tres exalumnas, una joven estudiante del Programa de Formación Complementaria y una hermana de la comunidad, quienes compartieron sus testimonios de vida. Con emoción y sinceridad, relataron cómo María Auxiliadora ha sido una presencia constante, una guía maternal en sus decisiones, consuelo en momentos de dificultad y fuente de alegría en sus logros.

Estos testimonios son reflejo del amor que María siembra en cada uno de nosotros y del carisma salesiano que permanece vivo.

Mirian Monsalve comparte que: “En el año 1998 cuando estaba en el grado décimo peregriné desde el municipio Ituango, un municipio marginado por la violencia, con la esperanza de encontrar una mejor oportunidad de estudio, la Escuela Normal Pedro Justo Berrio me abrió las puertas y desde entonces he aprendido a tener un acercamiento especial a María bajo la advocación de María Auxiliadora, con esa figura de madre. En la labor que Dios me ha confiado como docente, este caminar de la mano de María me ha motivado hacer un signo de esperanza para las personas con las que trabajo, en este caso para los niños y jóvenes con los que día a día interactúo y que ellos puedan encontrar a alguien que los auxilie, que los acompañe y que los ayude a construir un vínculo de familiaridad con la figura de María como madre, auxiliadora y peregrina porque de la mano de María es que llegamos a Jesús que es el amor por excelencia”.

Por otro lado, Yenis Navarro, cuenta que su “familia peregrina, de un calor intenso a un intenso frio, pero con la esperanza de estar juntos y formar un hogar. Llegamos y nos encontramos con personas que tienen mucho calor humano y llevan a María Auxiliadora, en su corazón, y que nos han enseñado a tener fe en esa madre celestial que siempre está en nuestro auxilio. A pesar de que algunas veces las cosas no salen como queremos, tenemos en nuestro interior todo lo necesario para superar esos obstáculos, que se nos puedan presentar, púes nos tenemos uno al otro, sobre todo tememos fe y construimos día a día el amor familiar y hacia las personas que nos rodean, para así contribuir a la civilización del amor.

Julieth Figueroa, como joven estudiante del Programa de Formación Complementaria de la Escuela Normal Superior Pedro Justo Berrio menciona que: “Mi encuentro con María Auxiliadora ha sido una experiencia profundamente transformadora. Como joven, he sentido su ternura en los momentos de dificultad y su guía en cada decisión importante. Ella me ha enseñado a confiar en Dios y a mantener la fe incluso cuando todo parece incierto. Su ejemplo de entrega y servicio me inspira a ser una peregrina de esperanza, llevando alegría y consuelo a quienes me rodean, construyendo la civilización del amor con pequeños gestos de bondad, respeto y solidaridad”.

La hermana Tania Blandón cuenta su experiencia de como María Auxiliadora la ha acompañado en su vocación de religiosa Salesiana: “Como Hija de María Auxiliadora experimento cada día la cercanía maternal de María en mi camino de entrega. Su presencia discreta pero constante me sostiene en la fidelidad, me anima en la misión y me impulsa a confiar. Ella es para mí modelo de esperanza firme, de escucha atenta y de servicio generoso. Gracias a su acompañamiento, aprendo a vivir con un corazón abierto y disponible, sembrando gestos concretos de amor que construyen la civilización del amor. María me enseña que amar es donarse sin medida, y que la esperanza se hace vida cuando se comparte con alegría y se testimonia con coherencia en lo cotidiano”.

La señora Sandra Ruíz cuenta su peregrinar que la llevó a amar a María Auxiliadora: “Cada peregrino encuentra en el camino su propio milagro, hace 11 años, llegué a la unión de exalumnas de la Normal Pedro Justo Berrio, siendo egresada de mi tan amado IDEM, encontré en cada una de sus integrantes, ese amor tan grande por nuestra madre auxiliadora y ese gran corazón salesiano. Con el que me identifiqué, me acogieron con todo el cariño y alegría propio de cada uno de ellas. Aspiro quedarme y trabajar con ellas, por muchos años más en bien de nuestra querida institución”.

Este inicio de fiesta no solo nos recordó la centralidad de María en nuestro carisma salesiano, sino que también fortaleció nuestros lazos como comunidad creyente. Orar juntos al ritmo del Rosario fue un acto de unidad, de reencuentro con nuestras raíces espirituales y de renovación del compromiso como cristianos.

– Sor Tania Blandón

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