Avigail Londoño, se encuentra realizando su voluntariado vocacional y nos cuenta su proceso.
¿Qué expectativas tienes de esta experiencia? Uno llega con muchas expectativas, El Señor las sobrepasa. Deseo profundamente encontrarme con Jesús a través de mi comunidad, la niñez y la juventud.
¿Cómo crees que este voluntariado pueda influir en tu crecimiento personal y vocacional? El Voluntariado influye en gran medida en ambos aspectos debido a que nos impulsa a una etapa de conocimiento propio que nos invita a discernir sobre nuestro plan de vida a ojos del Señor. Además el voluntariado, al traer consigo todo ello, genera en nosotras un pensamiento más razonable y maduro, necesario al momento de tomar decisiones en una etapa tan fundamental como esta. Una etapa donde la pregunta más impactante es “Señor, ¿Qué deseas para mí?”
¿Qué esperas de la comunidad donde te encuentras? En toda casa Salesiana se experimenta el espíritu de familia, En la comunidad en la que me encuentro puedo ver la riqueza de las diferencias. Con su testimonio de vida pueda cultivar mi vocación. Tengo la certeza de que la comunidad es una escalera que te acerca a la santidad.
¿Qué aspectos de la espiritualidad salesiana esperas profundizar durante tu tiempo como voluntaria? Sin duda alguna el aspecto que me gustaría profundizar en esta etapa del voluntariado es el “Tiempo, nuestro “Siempre”, pues el voluntariado me da una cercanía mucho mayor a lo que es vivir la EJS (Espiritualidad Juvenil Salesiana) en mi cotidianidad. Todos los días, todo el tiempo.
A veces subestimamos la complejidad del tiempo y en este periodo tengo la oportunidad de entender que, una vez tomada mi decisión, mi “Siempre” no significara solamente encuentros de pastoral, Asambleas, entre otras. También significará una vida con el Señor, aquí y para la eternidad.
¿Qué mensaje o consejo le darías a otros jóvenes que estén considerando hacer voluntariado? Mi mejor consejo para ustedes es que se arriesguen porque esto no vale la pena, sino la vida.
Déjense seducir por su amor inagotable. Jóvenes no se cansen de preguntarle al Señor: ¿Qué quieres de mí?, para así ser dóciles a su llamado y darle una respuesta a su amor.