Dios, atreves de este voluntariado vocacional, nos trasmite un mensaje de amor. Amar con todas las fuerzas y ser Salesianas felices.
Mi nombre es Melissa Paola Saya Carvajalino, tengo 24 años y soy de Barranquilla. Actualmente, me encuentro realizando una hermosa experiencia de Voluntariado en la comunidad Mauxi Norte; donde los valores Salesianos que tanto nuestro amado San Juan Bosco cultivó, están presentes y más vivos que nunca.
Las actividades que realizo comienzan después de compartir las laudes y desayuno en comunidad, estar en el colegio de manera activa colaborando, especialmente, al curso de 1B, donde Dios me dio el regalo tan inmenso de convivir de lunes a viernes en jornada continua hasta las 2pm con 28 niñas. Esto es algo que valoro muchísimo porque aparte de ser licenciada en español, el poder transmitir la alegría y darme al servicio con mucho amor, es algo sencillamente gratificante.
Participo también de distintas actividades lúdicas que se realizan como: ballet, patinaje, arte y voleibol, para ser apoyo en momentos tan pequeños como un simple “llenar un termo de agua” si se acaba, hasta el animarlas con una bella sonrisa y palabras de “Lo estás haciendo increíble” cuando realizan sus actividades.
Y, por último, pero no menos importante, estar presente en la formación de Catequesis para las niñas que harán su primera comunión, lo cual es una experiencia donde la fe se renueva y se hace más real, pues es Cristo de forma directa obrando en las niñas y en mí.
El Servicio a la comunidad es algo que, sin duda, te enseña a morir a ti mismo para que todo lo mucho y poco que tengas como ser, sea ofrecido pues siempre habrá un alma en este mundo que necesite de una sonrisa, un abrazo y un “Dios te ama”.
Todos los días son experiencias que el Señor me regala al compartir con las niñas, y no sólo las de mi salón asignado, si no también aquellas que he ido conociendo de otros grados. Un momento en particular significativo fue en la lúdica de arte, mientras estaba junto a un grupo de niñas, todas nos encontrábamos pintando, pues ellas me convidaron a ser también parte de lo que se estaba realizando. Todas teníamos colores y marcadores, hasta que una me dijo: “¿Me prestas tu marcador? ser Salesiana es también compartir”. Me sorprendió bastante que tuvieran tan presente los valores que un día San Juan Bosco tanto soñó para los niños y la juventud.
Siempre es así, si alguna compañerita necesita de alguna ayuda, otra la socorrerá. Prestarán un color, si está en sus posibilidades, hasta la cartuchera si se te cae la levantarán, recogen la basura, limpian las mesitas donde almuerzan e incluso un fuerte abrazo con una sonrisa te brindarán en la Eucaristía.
Estoy orgullosa de ser Voluntaria Vocacional, porque como Don Bosco dijo a los suyos: Nos desea ver felices aquí y en la eternidad. Ser una buena cristiana y honesta ciudadana que es lo que hoy tanto se necesita en la humanidad.
Me llamo María Fernanda Sarabia Sánchez, soy de Aracataca Magdalena y actualmente estoy en el colegio María Auxiliadora, Barranquilla, realizando mi proceso de voluntariado.
Las actividades que realizo diariamente son: estar con las niñas en momentos de recreación de adoración, también participo en infancia misionera brindándole apoyo a las hermanas, estoy en las lúdicas recreacionales que se hacen en el colegio y comparto con las hermanas muchos momentos de alegría y oración.
El voluntariado me ha enseñado a dar la vida por los demás, que para ser feliz hay que buscar la paz en el corazón. Ver una niña sonreír es una calma para el alma, porque eso lo motiva a uno a dar siempre lo mejor de sí mismo para el bien común.
Mi historia a lo largo de esta experiencia ha sido maravillosa. Lo que más me ha marcado son las convivencias, ver a las niñas felices me trasmite que en verdad Dios me quiere aquí, ver a las niñas llorar y llorar con ellas en ciertos momentos, es algo tan maravilloso, porque ellas encuentran paz y tranquilidad en uno y Dios, atreves de ellas, siempre me trasmite un mensaje de amor, hay que amar con todas las fuerzas para poder ser amado con la misma fuerza.
La alegría une a todos los jóvenes sin importar en la circunstancia en las que se encuentren. Me siento muy feliz de ser voluntaria vocacional porque así puedo ayudar a muchos jóvenes a ir descubriendo el mensaje que Dios tiene para cada uno de nosotros.
Melissa Saya y María Fernanda Sarabia