Un encuentro de fe, comunidad y plenitud.
El 9 de septiembre, vivimos una experiencia que quedará grabada en el corazón de todos los que participamos. Integrantes del grupo administrativo, junto con el equipo de servicios generales y mantenimiento de la casa provincial, emprendimos una peregrinación hacia la Basílica del Señor Caído de Girardota, acompañados por las queridas Hermanas Salesianas.
– Un camino compartido en fraternidad: Desde el inicio de la jornada, se respiraba un ambiente de alegría, gratitud y comunión. Cada paso dado hacia la basílica era una expresión de nuestra fe y del deseo de crecer como familia salesiana, recordando que el peregrinar no es solo un trayecto físico, sino también un camino interior de conversión y esperanza.
Al llegar, la solemnidad del templo nos envolvió. El silencio orante, la belleza del lugar y la devoción de los fieles nos invitaron a abrir el corazón a la gracia de Dios. Juntos elevamos plegarias, agradecimientos y peticiones, fortaleciendo nuestro compromiso de servicio en el espíritu de Don Bosco y Madre Mazzarello.
– Encuentro con los hermanos contemplativos del Carmelo: Uno de los momentos más significativos fue la visita a los hermanos contemplativos del Carmelo, En una charla con uno de ellos se nos recordó que toda crisis puede convertirse en una oportunidad para buscar el verdadero sentido de la vida. En medio de las preguntas, de los vacíos y de los silencios, descubrimos que Dios es el constante en nuestra historia, Aquel que nunca falla y que siempre sostiene.
Gracias a esta experiencia espiritual, tuvimos la dicha de alcanzar la indulgencia plenaria al vivir con fe la confesión sacramental, realizar la peregrinación, participar en la celebración de la Eucaristía, orar por las intenciones del Papa y practicar una obra de caridad en el marco del Año del Jubileo. Todo ello se convirtió en un regalo de gracia que reafirma nuestra fe y nos invita a seguir cultivando una vida de reconciliación, perdón y servicio.
– Un llamado a continuar el camino: Esta peregrinación no fue solo una visita, sino una invitación a renovar nuestro compromiso cristiano, a vivir con mayor alegría el servicio que cada uno ofrece en la Inspectoría, y a fortalecer el vínculo que nos une como hermanos en la fe y en la misión salesiana.
Que la experiencia vivida en Girardota y el encuentro con los hermanos del Carmelo sigan inspirándonos a caminar juntos, con el corazón lleno de esperanza y con la certeza de que cada paso dado hacia Dios transforma nuestra vida y la de quienes nos rodean.
-Jefferson Escudero
Líder en Seguridad y Salud en el trabajo CMM


