¡Gracias, hermanas, por ser Portadoras del Sueño de Dios!
Si tuviéramos que pensar en una palabra para mostrar el gran cariño, estima, admiración y respeto que tenemos por una persona, sin lugar a dudas, el último término en el que pensaríamos sería “gracias”. Y es que esta palabra es una de las más usadas por todas las personas y en demasiadas situaciones.
Tendemos a decir gracias en todo momento: cuando nos trae la comida el mesero, entrega un trabajo el empleado, un amigo nos hace un enorme favor o incluso con gestos sencillos, como cuando un desconocido nos pasa un lápiz que habíamos dejado caer. ¡Decimos la palabra “gracias” sin siquiera notarlo! Y, aunque suene lamentable, esa es la misma razón por la que hemos dejado de valorar su significado.
A veces pensamos que decir gracias es solo por simple cortesía y para mostrar educación. Es más, si buscáramos en internet la definición de esta palabra, no sería algo más profundo que: término usado para expresar el sentimiento, emoción o actitud de reconocimiento de un beneficio que se ha recibido o recibirá, cuando, en realidad, va mucho más allá, al menos para un corazón salesiano es diferente.
La gratitud, en nuestros corazones, es un sentimiento tan especial y magnífico que es indescriptible, es inefable.
Estamos eternamente agradecidos con Don Bosco y Madre Mazzarello por ser los primeros valientes en este gran sueño, y con nuestras Hermanas Salesianas, por ser, durante todo este tiempo, quienes han mantenido este gran sueño vivo. Nosotros sentimos agradecimiento hacia todos ellos, y ese mismo sentir es el que se ha vuelto la razón de nuestra admiración, respeto y gran estima. Es por ello que, en el Colegio Hermana Virginia Rossi, luego de reflexionar profundamente sobre la manera de expresar tanto cariño y necesidad de agradecer a nuestras Hermanas, celebramos este 13 de septiembre del 2024 nuestro Día de la Gratitud, nombrado de manera significativa: Portadoras del Sueño de Dios.
En este día tan especial, queríamos mostrar a nuestras Hermanas el eterno aprecio y amor que toda la comunidad educativa siente por ellas, transmitiéndoles, mediante cada palabra, canción, baile y detalle, lo agradecidos que estamos por su entrega constante y sin medida, que se refleja en el servicio diario y lleno de amor que prestan en las instituciones educativas del Colegio María Auxiliadora y el Colegio Hermana Virginia Rossi.
Para dar apertura con el pie derecho a esta significativa fecha, empezamos la jornada con la mejor de las celebraciones: la Santa Eucaristía. En este espacio, con el salmo ¿Cómo le pagaré al Señor tanto bien?, tuvimos un profundo momento de escucha y reflexión acerca de la entrega y la permanencia con el Señor, pues entendemos que no hay mejor manera humana de devolver tanto amor, cuidado y bendición proveniente de Él. Además, de manera puntual, orientado a las hermanas y su decisión de vida, comprendimos un poco más el gran sentido de entrega y amor profundo por su misión, ya que, a pesar de que no todos los días fueran positivos y tuvieran las energías al cien por ciento, no había mejor manera de servir y mantenerse firmes que estando con el Señor y para Él.
Al escuchar esta reflexión, también creció la dicha y el agradecimiento que todos tenemos por tenerlas a nuestro lado, pues comprendemos más que, a pesar de ser personas imperfectas como nosotros que tienen sus buenos y malos momentos, su sacrificio y entrega siguen manteniéndose firmes y continuando con la construcción del sueño que Dios les ha encomendado.
Los aprendizajes y agradecimientos no terminaron allí, pues, luego de este extraordinario momento y aprovechando el espacio de un compartir breve preparado para las hermanas con mucho amor, los docentes y estudiantes empezaron a calentar motores, ensayar danzas y practicar diálogos para dar inicio a la segunda parte de este día lleno de sorpresas: el acto de gratitud, Portadoras del Sueño de Dios.
En este acto, preparado en equipo por docentes y estudiantes, recordamos una parte de la historia del comienzo del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, encomendado en un principio a nuestra Madre Maín, quien, representada por una estudiante, mantuvo el hilo conductor de toda la obra.
Durante la puesta en escena, pudimos descubrir los inicios de lo que hoy es una gran misión que acoge a cientos de jóvenes, una misión que sigue vigente gracias a valientes como nuestras Hermanas, quienes decidieron dejar el todo de la nada para seguir con nada al todo.
Con ello, recordamos el gran sacrificio de entrega por amor que ellas realizaron y realizan cada día.
Y ¿cómo dejar de lado al Colegio de María Auxiliadora? Quienes con gran amor prepararon para nuestras hermanas un homenaje cargado de sentimientos. Allí, se llevó a cabo la celebración el día 20 de septiembre bajo el lema: “Todo por un sueño: renacer ancestral”.
En la jornada que inicia con la Eucaristía se resaltan puntos esenciales donde se recuerda el valor de la gratitud en la historia, en el carisma y la propia vida. Al terminar, bajo la representación de la figura de María, el mensaje llega a cada hermana resaltando sus valores: entrega, generosidad, protección, liderazgo, consejo, ternura, acogida, diligencia, allí el mensaje llega en una carta para dar ánimo a seguir entregando lo mejor de cada una.
Por su puesto, la danza y música no podría faltar, el escenario se vistió de vivos colores con danzas folclóricas para resaltar aquella herencia que vale la pena agradecer y a través de la historia trazada se resaltó la fuerza, la tenacidad, valentía, decisión y gratitud.
Un mensaje que llegó al corazón de cada una de ellas, llegando a conmover incluso a algunas de ellas hasta las lágrimas, pues la sorpresa dada sus familias, presentes a través de videos donde también daban gracias por su historia de vida y vocación se vio el amor que Dios ha cultivado en sus corazones desde que fueron pensadas, creadas y elegidas.
En esas obras y celebraciones, tuvimos la fortuna de poder decir una de las palabras más cortas, pero significativamente bellas que tenemos, a 10 mujeres que consideramos unas verdaderas guerreras y valientes. En esta fecha tan especial pudimos decirles…
Gracias por los consejos y la “palabrita al oído” cuando fue necesario.
Gracias por los abrazos incondicionales que jamás nos han negado.
E incluso, gracias por todas las veces que estuvieron abiertas a escuchar y acompañar.
Con la oportunidad única que nos brindó este espacio, pudimos gritar a los cuatro vientos, con un corazón 100% salesiano: ¡Gracias, hermanas, por ser Portadoras del Sueño de Dios!
Mariana Ahumada Aguilar.
Estudiante de Noveno grado, colegio Hermana Virginia Rossi
La gloria sea siempre para DIOS.
a El, agradecimiento por la sensibilidad, análisis y capacidad de expresar todo lo que con tus ojitos vez y corazón sientes.
Agradecida con la formación salesiana y las enseñanzas que mujeres de DIOS han afianzado en ti.
Indiscutiblemente, Ella (Maria Auxiliadora) lo ha hecho todo ❤️🌹