Conectadas en el Corazón de Jesús

19
Feb

Un Encuentro de Hermanas y Aspirantes

El sábado 8 de febrero, en horas de la tarde, desde la comunidad del aspirantado nos dirigimos hacia Belén para visitar a la comunidad San Juan Bosco. Al llegar, las hermanas nos recibieron con mucha alegría y pronto comenzamos a compartir con cada una de ellas. Después de unos cuantos saludos, sor Gladys García presentó a la comunidad, y luego, cada hermana se presentó a sí misma, al igual que la comunidad del aspirantado y las voluntarias. Todas manifestaron un gran gozo al saber que aún hay jóvenes que deciden responder al llamado del Señor en el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora.

Así fue como, en medio de risas, recuerdos y algunas lágrimas de felicidad, compartimos con aquellas hermanas que, sin duda alguna, son testimonio de gozo vocacional y de fidelidad al Señor. En cada una de ellas se refleja la alegría de haber donado la vida en la misión educativa y, ahora, de donarla siendo misioneras en la oración. Gracias a este momento de compartir fraterno, tanto las aspirantes como las voluntarias tuvimos ante nosotras grandes testimonios de amor a María, confianza en el Señor y pasión por seguir a Jesús.

En el contexto del año jubilar, el Papa Francisco nos ha invitado varias veces a ser portadoras de esperanza, y con esto en mente, las hermanas se convierten en verdaderos puentes de amor y caridad. Como lo dijo el Vicario General de los Salesianos en la Strenna de este año: “la verdadera esperanza es Cristo”, y en el rostro de estas hermanas, en sus abrazos, sonrisas y oraciones, sentimos cómo Jesús, a través de ellas, nos invita a continuar nuestro camino de formación con fidelidad y disponibilidad de espíritu.

Fue una tarde llena de música y alegría salesiana, en la que cada una se convirtió en un signo de esperanza para las demás. Al finalizar, nos despedimos de las hermanas, confiándonos a sus oraciones y asegurándoles las nuestras. Agradecemos de todo corazón a la comunidad San Juan Bosco de Belén, quienes nos recibieron con una sonrisa y nos regalaron una tarde inolvidable, unidas en el corazón de Jesús y en los brazos de María.

Gracias, hermanas, por ser reflejo del amor de Dios y por ser generadoras de vida y esperanza.

Aspirantado Santa Teresa

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