Resuena en el aire un eco de gratitud.
Con todo lo que hemos escuchado en este día de la visita de sor Sara a nuestra casa, resuena en el aire un eco de gratitud. Somos una comunidad que se siente profundamente agradecida por lo que se ha construido, por el esfuerzo dedicado, por acompañar en el crecimiento. Se reconoce la importancia de los cimientos sobre lo que has edificado nuestro presente. Gracias por ser ese pilar fundamental en nuestras vidas.
Aquí en esta escuela me formé, crecí en estos muros riendo fuerte, corriendo por los patios, aprendiendo saberes. Estoy desde el grado preescolar, con el pantalón corto y aun recuero la alegría que sentí cuando por fin tuve el pantalón largo. En medio de esas experiencias alguien me daba los buenos días, me sonreía, pero yo no comprendí en ese momento a trascendencia de aquel gesto.
En la primaria, nos reuníamos cada mañana en el coliseo, había una canción, y una buena palabra, una anécdota, un consejo, unos buenos días salesianos. Lo que de pronto pasó desapercibido hoy lo considero como una necesidad. Que importante es tener a alguien que nos salude cada día y aún más esos días en que no queremos ser saludados. Esta hermosa práctica salesiana, que podría parecer trivial, es una realidad trascendental y muy significativa en nuestra formación humana, espiritual y académica.
Hay un dicho que recita: “el diablo está en los detalles”, haciendo referencia a como los actos sencillos son increíblemente importantes. En nuestro caso creo firmemente que el amor está en los detalles, en esos buenos días, en el testimonio, en la dedicación a la misión, en esos gestos pedagógicos y de fraternidad que habitan en la Normal y que nació del Sistema Preventivo.
Por esto sor Sara desde la Personería Escolar y desde el corazón de cada miembro de la comunidad educativa reciba nuestro gracias por las bases sólidas que se construyeron y por los firmes piares que se erigieron. Como estudiantes normalistas le damos las gracias por su dedicación, por haber estado ahí.
Como miembro de Generación 65, quiero agradecer la bella comunidad que juntos hemos construido. Una comunidad que busca cada día dar lo mejor para formarnos buenos cristianos y honrados ciudadanos. Y que con la compañía y formación de sor Mary Luz, como rectora seguimos apuntando a la excelencia que nos caracteriza.
¡Bienvenida sor Sara!
Juan Pablo Patiño
Personero Escuela Normal María Auxiliadora Copacabana