
Sembrado semillas del trabajo, salesianidad, alegría, fe y amor.
La Comunidad de las Hijas de María Auxiliadora de la Provincia Santa María Mazzarello, ubicada con una de sus casas en el municipio de Manaure Balcón del Cesar, celebra con alegría y gratitud los 40 años de su presencia educativa en esta región, en el marco del año del Jubileo de la Esperanza. A lo largo de este tiempo, se ha sembrado la semilla del trabajo, la salesianidad, la alegría, la fe y el amor, impactando positivamente a la comunidad local.
Desde las laderas de la Serranía del Perijá, confiando siempre en la Providencia, un grupo de seis hermanas dio inicio a esta misión. En el año de su llegada, bajo la dirección de la superiora provincial Sor Judith Rivera Duque, llegaron con valentía y generosidad las primeras religiosas: Sor Nelly Palacio García, quien asumió la dirección y rectoría; Sor Emma Acosta Londoño, como pagadora; Sor Antonia Daza Dangón, como secretaria; Sor Gloria Elena Jiménez Mejía, coordinadora de estudio; y Sor Ligia Aristizabal Zuluaga, quien se dedicó a la enseñanza. En el mismo año, se incorporó también la hermana Sor Gilma del Socorro Escobar Arango.
Estas mujeres, con corazón generoso y lleno de alegría, tomaron la misión de trabajar entre los más necesitados, con el propósito de administrar la Escuela Normal, Institución que ya llevaba 20 años funcionando en la localidad. Fueron recibidas con calidez por la comunidad y acogidas por Monseñor Agustín Valbuena Jáuregui en la diócesis, el alcalde del municipio y el gobernador del departamento, quienes les brindaron su apoyo y reconocimiento.
Hoy, 40 años después, la Comunidad de las Hijas de María Auxiliadora agradece a Dios por esta siembra fructífera y continúa confiando en la providencia divina. En este tiempo, han logrado sembrar las semillas del Evangelio en los corazones de niños, adolescentes, jóvenes y adultos de Manaure, extendiendo su influencia a cada familia y a todos aquellos que se acercan a su obra.
Desde su fundación, la casa ha sido un lugar de oración y catequesis, la Escuela Normal ha dejado una huella imborrable en el departamento del Cesar. Ha graduado numerosas generaciones de bachilleres y maestros salesianos, quienes con gran orgullo y compromiso continúan llevando adelante el legado de la salesianidad.
Hoy, como peregrinas de esperanza, las hermanas siguen apostando por una educación inclusiva e intercultural, que promueve la apertura del corazón y la mente de cada persona, con el propósito de formar sembradores de bien, paz y bondad. Como comunidad educativa, se comprometen a construir juntos una “civilización del amor”, un llamado hecho por los Papas San Juan Pablo II y Francisco.
Con la certeza que el Señor Jesús camina a su lado y que la Auxiliadora, Madre y Maestra, las cubre con su manto protector, las hermanas siguen adelante con la misión encomendada, confiando siempre en la intercesión divina para seguir sembrando los valores del Evangelio en cada rincón de la comunidad.
– Sor Eliana Hernández

